El sitio de Ruben: Subida invernal a El Veleta

Cumbre de El Veleta

Datos de la ruta

Punto de inicio

Pradollano

Altitud máxima

3392m

Tiempo de ascensión/descenso

Dificultad

Alta

Longitud

23km

Desnivel

1272m

Buenas compañeros/as de montaña

Tras unas duras semanas con la monotonía de los apuntes, exámenes y demás aspectos académicos que tanto desgastan e incomodan a todo estudiante que se precie, los pasados días 16 y 17 de febrero tocaba un poquito de sierra. Así pues, nos desplazamos a Sierra Nevada con la intención de disfrutar del aspecto inmejorable que presentaba la montaña estos días. Con el lema "sol y nieve" llegamos a Pradollano cuando el reloj pasaba ligeramente de las 11 de la mañana del sábado. Sin tregua nos dispusimos a subir hasta la que sería nuestra morada ese fin de semana: el Albergue Inturjoven. Éste está en el punto más alto del complejo urbanístico y hotelero, y para llegar a él ya tuvimos que superar un desnivel de poco más de 300 metros, con lo cual ya fuímos "calentando motores". Una vez en el albergue, dejamos algo de carga en las consignas y sin más demora acometimos la ascensión al Veleta sobre las 12 de la mañana. Tras pasar las zonas recreativas de Pradollano y la Hoya de la Mora llegamos al monumento de la Virgen de las Nieves, embellecido aún más con el blanco impoluto de la nieve y con la silueta inconfundible del Veleta que destacaba a lo lejos. Los pasos se hacían costosos en algunos tramos, con nieve blanda que dificultaba la ascensión, teniendo que abrir huella en más de una ocasión. Conforme fuimos ganando altura, la nieve pasó a convertirse en hielo, lo que sin duda se agradecía a pesar del riesgo aparente que entrañaba. Así pues, tras pasos y más pasos, llegamos a unos 3100 metros, momento en el cual tuve que apechugar con la subida yo solo, y es que Alicia se vio incapaz de superar los últimos 300 metros de desnivel que la separaban de la cima. Molestias físicas y agotamiento fueron los culpables de que tuviera que descender en dicho punto, aunque lo cierto es que para ser su primera invernal (con crampones y demás) se portó de 10. Con este panorama, me dispuse a coronar la cima en solitario. Sin duda este último tramo es el más complejo, ya que tanto la pendiente como el hielo obligaban a extremar la precaución al máximo. El esfuerzo hacía mella en mi cuerpo paulatinamente, pero como viene siendo habitual, sabía que la recompensa estaba cerca, y en último empujón llegué a los ansiados 3392 metros de El Veleta. Bueno, arriba la sensación es indescriptible, y es que por muchos adjetivos que os cite nunca sería capaz de describiros tal sensación: hay que estar allí arriba para sentirlo. Las vistas nevadas de los techos de Sierra Nevada eran increíbles, engrandeciendo aún más si cabe a este maravilloso Parque Nacional. Podría haberme tirado allí arriba todo el día, pero el frío y la impaciencia de Alicia abajo me "obligaron" a descender rápidamente. Como no, la bajada fue mucho más liviana que la subida, y en poco menos de una hora me encontré con Alicia. Mismo camino de vuelta y llegada al albergue sobre las 6 de la tarde. Allí, una buena ducha, comida en abundancia y un merecido descanso, ya que aún nos quedaba todo un domingo de disfrutar más tranquilamente de nieve y montaña. Un fin de semana inmejorable y en la mejor compañía. Por cierto, esto de cumplir años a casi 3400 metros es increíble. Espero repetir mucho más años, y es que como ya he dicho en otras ocasiones: "mientras la montaña me siga ofreciendo esas sensaciones tan maravillosas seguiré llegando al máximo de mi capacidad física y mental", ya que como dice Jesús Calleja, un gran ídolo para mí: "la montaña es 50% piernas y 50% mente". Así que nunca hay que subestimar el poder de la mente, ya que ahí puede estar la clave entre el fracaso y el éxito...

Hasta otra...